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El hábito no hace al monje

¿Quieren ir a las fuentes de esta paremia? Aparece en la obra “Filosofía Vulgar” (1568) del humanista y paremiólogo español Juan de Mal Lara. Miren que llevar el Mal en su nombre, y haber escrito una de las grandes publicaciones sobre refranes en castellano, donde recoge cerca de mil, cada uno con su glosa, bien por el sevillano…

Por su significado y la posibilidad de emplearlo en múltiples situaciones, sumado a su antigüedad, este refrán se ha utilizado en diversas piezas teatrales y literarias a lo largo de los siglos… ¡Su significado nunca cambió! Pero las circunstancias sí…

¡Y sí! “El hábito no hace al monje” también aplica para advertir que si alguien desea llegar a ser considerado un digno representante de algo, puede ser una autoridad, una profesión, un oficio, un rol social, no bastan las apariencias y los títulos, sino que tiene que haber una coherencia genuina en la conducta, hábitos y costumbres que lo demuestren… ¡Entonces sí! Monje y hábito habrán sido una sola cosa…

Porque uno puede encontrarse con una persona vestida de hábito, y presumir que es una persona de oración y espiritualidad, pero puede que su comportamiento no rinda honor a su atuendo… ¡Y sí! Hay monjes y monjes, incluso hasta el propio atuendo puede que no pase de ser un disfraz… ¡Claro! Por eso, tomemos la enseñanza de este refrán: es necesario aprender a no juzgar por los signos exteriores…

¡Eh tú Áyax, granadino, gemelo de Prok, dínos, ¿comparten los mismos hábitos también?