Estaba Fer Palacio con sus sesiones en la cancha entonces yo quise hacerlas en el barrio Foto Prensa
“Estaba Fer Palacio con sus sesiones en la cancha, entonces yo quise hacerlas en el barrio” / Foto: Prensa.

El productor musical Gusty DJ, un referente ineludible del RKT que tiene alianzas con varios de los referentes más populares de esa escena, señaló a Télam que el género “se puede adaptar a cualquier artista, movimiento y cultura” y reveló que su “objetivo final de vida” es encabezar una cruzada para hacerlo “mundial” como el reggaetón.

“Hay mucha gente que no es de barrio que siente que no lo pueden cantar, y es mentira, porque es básicamente un género. Si hay prejuicios, está mal. Yo quiero llevarlo a un nivel en el que todo el mundo lo pueda hacer y que sea un género para todas las personas“, señaló el productor detrás éxitos compartidos con La Joaqui, Callejero Fino, Kaleb Di Massi, Ecko, L-Gante y otros exponentes de un género creado cien por ciento en Argentina.

Siendo uno de los productores más requeridos y que “tiene la mejor con todos”, reparte su actividad entre el trabajo para otros artistas y una plataforma propia como “Session en el Barrio”, desde donde logró más de una vez dejar estampado su nombre entre las tendencias nacionales (la octava entrega, estrenada en febrero, lo tuvo a L-Gante), una conquista que igualmente había logrado mucho tiempo atrás cuando subía entonces “enganchados” a YouTube.

Hay mucha gente que no es de barrio que siente que no lo pueden cantar y es mentira Foto Prensa
“Hay mucha gente que no es de barrio que siente que no lo pueden cantar, y es mentira” / Foto: Prensa.

“Estaba Fer Palacio con sus sesiones en la cancha, entonces yo quise hacerlas en el barrio. Sabía que si quería hacer algo entretenido no tenía que contratar bailarinas ni extras; llamé a mis amigos y les pedí que me hicieran la segunda, que vinieran a fumarse un porro, un vino, pero que estuvieran en el video. El quinto enganchado entró en tendencias por primera vez, y ahí nomás activé como productor. No me dejé dormir”, contó.

En ese sentido, explicó que si bien se podría “haber quedado en la cama festejando” por el éxito viral, entendió que era el momento indicado para seguir mutando como creador dentro del estudio de grabación: “No sé si se dan dos veces el mismo momento, a veces la pegás y otras se te va. Lo había logrado con el pequeño equipo de trabajo que tenía en ese momento y haciendo enganchados, que parecen una boludez pero que estaban buenos porque le dedicábamos mucho tiempo. No es que agarrábamos seis temas y los mezclábamos en una consola y ya, yo armaba un solo tema de nueve minutos”.

A partir de aquella decisión artística, inició un periplo sin retorno por las producciones musicales y estampó su firma en canciones como “Dos Besitos” (La Joaqui), “3 en 1” (Alejo Isakk), “¿Y pa la Wacha Loca” (Salastkbron), “Vo’ Quien Sos” (Ecko, L-Gante y Kaleb Di Massi”, entre otras que validan su trabajo como uno de los productores más requeridos y respetados dentro de la escena urbana por sus dotes para expandir el alcance del RKT, apostando incluso a mezclarlos con otros ritmos como la guaracha y el aleteo.

– ¿Cómo te llevás con este ritmo de un lanzamiento tras otro?
– Creo que siempre hay que tratar de darle contenido a la gente. No me gusta particularmente esto de los artistas que sacan muchos temas muy seguidos. Hace poco leí un comentario de unos productores que decían que estamos matando la música con tantos estrenos, porque no dejamos que el artista se tome su tiempo para poder crear una buena letra o sacar buenos versos. Como productor, trato de estar en otro lado; sé que los pibes se acercan a mí por el sonido y trato de no decirles que no, porque en su momento ellos fueron los que me dijeron que sí, pero siempre tratando de aportar mi granito desde la producción y también hablando con la disquera para que no se pisen las fechas de los lanzamientos.

– ¿Cómo era aquella escena que te inspiró a volcarte primero como DJ y luego como productor musical?
– Cuando era chico, el RKT no era un género, era más bien un estilo. Tenía doce años cuando ya era un estilo que sonaba mucho en San Martín y en Tigre. Viene de Rescate Bailable, donde estaba DJ KBZ, con quien hoy tengo una amistad, pero en ese momento era de fan. Yo era un niño que consumía la música. Había miles de DJ más que hacían lo mismo, pero nunca se hicieron visibles porque el que se llevó todo siempre fue DJ KBZ porque fue el que creó esto en Rescate, la discoteca que marcaba tendencia y a donde iban todos a bailar. Al igual que El Bosque o La Mónica, donde también sonaban esos estilos. Después fueron surgiendo otros DJs y con los programas de descarga de música se empezó a viralizar. Recién cuando entro en la adolescencia ya era un estilo dentro de la movida pero no se lo tomaba como un género a la hora de crear una canción. Era como la parte bizarra de la música; remixes que hacían los Djs con algunos pocos que lograban tener millones de reproducciones. Todo esto cambió cuando L-Gante sacó el RKT con Papu DJ.

– ¿Qué tan importante es que el RKT exprese la jerga del barrio argentino? ¿Esa es una de las claves por las que está cruzando fronteras?
– Creo que es importantísimo. Canta sober la realidad, por eso es importante y se lo toma en serio. Un pibe de barrio no te va a mentir, no te va a cantar cosas que no pasan o que no vivió. A pesar de que es un trabajo para otro tipo de personas, para los que trabajan de ver cómo está la sociedad, hay que darle un poco más de bola al RKT porque sus artistas están contando una realidad que existe. No quiere decir que el RKT solamente quiera hablar de eso; por ejemplo, “Dos Besitos” fue el hit del verano y no se habla de quemar autos o de robar, sino de un coqueteo entre La Joaqui y Salastkbron, pero en una jerga más de barrio y adolescente. Ahí te das cuenta de que si bien es verdad que hoy en día hay más RKT que hablan de jerga y cosas que pasan en el barrio, lo tenemos que sacar de ahí y darle confianza a otros artistas para que lo puedan hacer.

– ¿Cumple una función social la música, en relación a la posibilidad que ofrece para desconectarse un rato de la realidad?
– Es que creo que la música va a ir evolucionando en la medida que pase el tiempo. La música en mis comienzos era más para entretenernos y divertirnos y hoy en día es más expresiva. Por supuesto que hay gente que sigue escuchando música para divertirse y ni en pedo se pone en el papel de la letra. Solamente va a tomarse un trago, a bailar, joder y nada más, pero hay otros que todavía ven a un artista o escuchan un tipo de música porque se siente expresado en esa letra. Para mí tiene que ser como único método de entretenimiento, sabiendo que si lo sacamos de ahí pueden pasar cosas muy buenas pero pueden pasar cosas muy malas. Cuando una letra habla de “salir a robar” hay que tomarlo para la risa, porque si lo tomás en serio y te influye en tu vida puede salir mal y crearse un monstruo en lugar de entretener.

– Con La Joaqui también hiciste “38” donde estuvieron invitadas May Creizy y Kenzy, en un momento donde había fanáticos que querían instalar ciertas rivalidades. ¿Qué pensás sobre esto y sobre el disco “Barbie Copiloto” que terminó de reivindicar a los los djs como creadores?
– En ese momento, La Joaqui estaba más metida en eso y quizás leyó que se venía una rivalidad fuerte creada por los fans y tuvo esa excelente idea de juntarlas. Potencia esto de decir que está todo bien, no está todo mal. Y sobre el disco, creo que de todos los Djs que están ahí el único que hace RKT soy yo. A mí me pone contento que ellos (Alan Gómez, DJ Alex y DJ Tao) defiendan su marca y su producto que es el turreo. Cuando descomponés cada cosa, el RKT y el turreo son muy parecidos. Le doy un aplauso a La Joaqui por haber hecho esto con los DJ, pero también a los DJ por haber armado esto.