El sábado 29 de octubre pasado, a las 19.30, el empresario Andrés Blaquier se desplazaba junto a su mujer Marcela Elordy por el carril lento de la Panamericana a bordo de su moto BMW. Iban en dirección a la Ciudad de Buenos Aires cuando, de repente, fue interceptado por motochorros que le apuntaron con un arma para que bajara de la velocidad y descendiera del vehículo. Un disparo fue suficiente para acabar con la vida de Blaquier. Ahora, hay un menor de 16 años detenido. Sin embargo, el robo a motoqueros en la zona Norte no cesa: otros dos violentos ataques ponen a esa modalidad delictiva en la mira de los investigadores.
Un profesor de educación física de 41 años fue baleado y un colectivero de 27 terminó fracturado cuando fueron asaltados para robarles sus motos en dos hechos ocurridos con diferencia de 12 horas en los partidos de Tigre y San Isidro. También, a una pareja de colombianos le sustrajeron su Honda XRE 300 ABS Adventure, valuada en 5.500 dólares, mientras circulaban por la Panamericana. Los investigadores sospechan que podría ser la misma banda de delincuentes.
Los últimos dos episodios estuvieron signados por la violencia. El lunes a las 8, el profesor de educación física Pablo Avena (41) fue interceptado por dos motochorros armados en la puerta del country Laguna del Sol, ubicado sobre el Corredor Bancalari en la localidad bonaerense de Troncos del Talar, partido de Tigre.
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Allí, los delincuentes le dispararon sin mediar palabra en la zona del maxilar y, tras recibir el impacto de bala, la víctima frenó su marcha y descendió del rodado, por lo que los delincuentes aprovecharon para robársela. “Le volaron la boca y la nariz”, dijo Karina, una mujer que asistió a la víctima.
El ataque quedó registrado en una cámara de seguridad de la zona en la que se observó cómo, luego de recibir el disparo, Avena se corrió la visera del casco y empezó a tocarse el rostro. En ese contexto, se observa cómo uno de los asaltantes, que vestía un chaleco refractario amarillo, subió a su moto y se la llevó. La causa quedó en manos del fiscal José Amallo, titular de la UFI descentralizada de General Pacheco, en un caso en el que hay sospechosos, pero aún no fueron detenidos.
Doce horas después se registró un hecho de similares características, en el cual un colectivero de la línea 71 resultó herido con fracturas en una de sus piernas cuando lo asaltaron para robarle su moto en el cruce de la Panamericana, sentido al Norte, y su cruce con la avenida Fondo de la Legua, en la localidad de Martínez.
El robo sucedió cuando la víctima, identificada como Juan Cristian Mallon (27), circulaba en su moto Honda CG Titán hasta que fue alcanzado por otra motocicleta tipo Rouser color negra, con dos ocupantes.
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Según las fuentes, uno de los asaltantes le apuntó con un arma, le pidió detener la marcha y como la víctima no frenaba, comenzó a dispararle lo que ocasionó que se desestabilice del rodado y caiga al suelo. Los ladrones frenaron y le robaron la moto.
Si bien en un principio fuentes policiales habían informado que la víctima había sido baleada en una de sus piernas, horas más tardes fuentes judiciales aclararon que ninguno de los disparos alcanzó al colectivero y que sufrió una fractura de tibia y peroné como consecuencia del impacto contra el asfalto. El colectivero fue trasladado al Hospital de San Isidro, donde será operado en las próximas horas.
En ese sentido, fuentes policiales y judiciales no descartan que ambos hechos hayan sido protagonizados por la misma banda criminal o si fueron delincuentes diferentes que procedieron con el mismo modus operandi.
”Es factible que sean los mismos delincuentes. La modalidad de ir a robar una moto es constante. Lo que se ve es esto que entran a disparar a los motociclistas como forma de intimidación. Es producto de una modalidad para asegurar el robo”, expresó a la agencia de noticias Télam una fuente judicial.
Lo cierto es que, ya tras el crimen de Blaquier, distintos grupos de motoqueros se reunieron primero en la facultad de Derecho de la UBA y dos semanas después en la puerta de la Quinta de Olivos, donde en ambos lugares reclamaron seguridad y pidieron un cambio de leyes.
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